jueves, 28 de agosto de 2008

Trujillo


Venezuela. Tierra de gente amable en medio de un agradable clima de montaña. En Trujillo firmó Simón Bolívar el Decreto de Guerra a Muerte, en 1813, sitio hoy convertido en el Centro de Historia. Es también la tierra del venerable José Gregorio Hernández. Visita imperdible es el monumento a la Virgen de la Paz, de 45 metros de altura. La artesanía trujillana es una de las más ricas y variadas del país y la gastronomía andina ofrece generosa sus múltiples sabores al forastero. Deportes como el parapente, ciclismo de montaña y navegación en ríos y lagunas atraen a muchos viajeros. Puede visitar, además, Valera, Niquitao, Boconó e Isnotú. Cuando hablamos de su rica artesanía, no podemos dejar de mencionar la ruta que arranca en Valera, por la carretera nacional, hacia Cuicas, a unos 15 minutos de Carache, donde nos encontramos con cementerios indígenas y restos de poblados que nos dan cuenta de una variada y original artesanía y objetos rituales que demuestran su avanzado desarrollo cultural. El fotógrafo e investigador Alfredo Cedeño publicó en su libro “Trujillo, 450 años: una aventura venturosa” una colección de imágenes increíbles de objetos de singular belleza y hoy tomamos una muestra para ilustrar esta breve reseña. Betijoque heredó esa gracia y ofrece al visitante artesanías de barro y arcilla dignos de colección.

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