viernes, 27 de marzo de 2009

Albi


Francia. Esta singular ciudad del sur de Francia, a una hora de Toulouse, exhibe con orgullo, no sólo el privilegio de ver nacer nombres como Henri de Toulouse-Lautrec, Jean Jaures o Georges Pompidou, sino por poseer una de las más hermosas catedrales de Europa que se construyó entre 1280 y 1480 a orillas del río Le Tarn. El aspecto fortificado del exterior de la catedral de Santa Cecilia contrasta con la espectacular nave interior de casi 100 metros de largo al estilo gótico y sus 30 metros de altura con pinturas de maestros italianos que representan escenas del juicio final y figuras de santos, Cristo y la Virgen triunfante Albi es también conocida en la historia por haber sido un bastión de los cátaros, secta que se apoyó en los dogmas cristianos pero que terminó en fuertes enfrentamientos con la iglesia. Pasear por Albi nos remonta a la edad media con sus calles de piedra, casas de ladrillo, sus jardines, el puente viejo, el museo de Toulouse-Lautrec, el Palacio de la Berbie, la colegiata San Salvy y su claustro y, por supuesto, el mercado.

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